martes, 19 de enero de 2010

LA MARIPOSA Y EL JARDIN DE OTOÑO

Hay ocasiones en que la vida nos lleva por caminos difíciles…y cansados de ella no encontramos hacia donde correr , hacia donde mirar…hacia donde seguir...si seguir se puede…es cuando las alas pesan, cuando ya nada importa y todo es gris…
Fue así como estaba, cuando te encontré, sobrevolaba por aquella playa de arena blancas…me había alejado de la gente y de los míos, solo buscaba paz, lastima que de la paz que yo necesitaba, no era la que da el silencio….era la del alma…esa que cuando se marcha nos deja una sensación de incertidumbre que nos devora por dentro y nos revela por fuera….
Era así pues, que avanzaba lentamente, mirando en aquella tarde como lo sauces comenzaban a dibujar sombras sobre las aguas transparentes, y en un lamento silencioso dejaba caer sus ramas sobre la frescura de esas aguas inmensas…tal vez con la esperanza de retenerlas entre sus añosos y lánguidos brazos...
Así trataba yo de retener mis esperanzas, mi fe en un futuro mejor…mis sueños, ya desde hace tiempo olvidados, en algún rincón; de penitencia donde la realidad los había enclaustrado, a fuerza de contingencias y llagas brutales…
Fue así, cuando en ese lamentable vuelo…me encontré en un sitio obviamente muy poco visitado, su entrada estaba flanqueada por dos enormes columnas de piedra de color azul añejo, y dos escalones , que parecían llevar a un especie de jardín….

En algún tiempo podía haber sido un hermoso jardín…hoy en su entrada quedaba muy poco de el…había solo grandes árboles , espinos y lo que parecían ser rosales, que cubrían la entrada en su totalidad…dejando solo un pequeño resquicio ...tal vez con la esperanza de que alguien, en su arrojo, se arriesgara a entrar...Pero incluso eso parecía no tener mucha importancia porque el estaba allí…con o sin visitante…solo estaba...parecía ignorante de su estado...existía porque alguien o algo decidía que todos los días siguiera existiendo.
No había mucho que perder ...o tal vez había mucho por ganar…un rincón de paz para mi atormentada existencia, una aventura para mi olvidado entusiasmo o simplemente lo que hizo que Eva probara la manzana : simple curiosidad.
Sonreí...que podía perder?...mi tiempo...si, era poco , pero también era cierto que no iba a ser demasiado y que tal vez salir de mi andar, no iba a transformar mi vida.
Ahhh, las espinas!!! ..Eran otra cuestión…importaban en verdad , cuando se estaba hecha jirones por la vida?, cuando caminaba expuesta?…con la herida infectada y encapsulada para que su pestilencia no afectara a todos los que se preocuparan por mi..? ..Cuando cada trozo de mis alas caía lentamente?...
Y entré, esquivando las espinas y los arbustos…con una sonrisa tonta y algo ingenua, me recordé que la inocencia de un pequeño siempre se lleva en un rincón del corazón y al parecer, Gracias a Dios seguía en mí a pesar de todo…
Sobrepasados los primeros escollos, descubrí un bello e inesperado regalo: era un jardín de otoño…y al contrario de lo que se podía observar a simple vista...Estaba esperando por mi, me llamaba silenciosamente...tal vez ansiaba mi visita durante toda una vida y de repente sentí que quizás, por primera vez, podía ser alguien importante…a ese jardín le faltaba vida….alguien que cuidara de sus antes hermosas y cuantiosas plantas y le brindara la oportunidad de florecer...
Una cierta bruma señoreaba entre helechos de sueños dormidos y macizos de esperanzas frustradas…al igual que los míos… y supe que era especial en el momento en que las horas se volvían lentas mientras esperaba volver a sus brazos de sabia y tierra… Supe que era especial el día en que me sentí incompleta si no estaba ahí... Esperando mí visita… Y poco a poco fue ganando espacio en mi cansado corazón… Se fue apoderando de él sin pisar otros sentimientos que por allí había, el no entro en mi corazón, simplemente crecio desde su interior… se alimento de la sonrisa que me arranco, bebió de alguna lágrima que escapó de mis ojos emocionados… Comencé a conocerlo, un juego de aventuras y emociones, empecé a comprender que ya nada sería igual… Como ser la misma de siempre si en el encontré tanta ternura, tanta comprensión, tanta dulzura.
En mi vida habían existido tantas espinas y tan pocas rosas, nadie que se ofreciera o intentara apretar entre sus manos las espinas que me desgarraron, las de ayer, las de hoy, las de mañana. En ese lugar encontraba tanto amor…en un lenguaje distinto… pero no por eso menos parecido a lo que una vez deliré podía existir al final del arco iris...un lugar para mí...
Y así aprendí a bosquejar cada día un camino mas directo hacia el…era una sana costumbre para mi mente, para mi espíritu y para mi corazón. Con cada mala hierba, sacaba entre murmullos, mi propio dolor, curaba mis lastimosas heridas poniéndolas al sol...y aprendí...aprendí a sentirme una mariposa …entre aquel verdor , entre aquel lugar que me acogía como si en verdad me sintiera lentamente un poco de el…supongo que el también había perdido la esperanza de que alguien le acariciara ese verde corazón , que se preocupara por sus sombras , por sus crecidas y expuestas raíces, que transformaban en inestables sus plantas mas queridas…estaba tan solo y a la vez..Tan Inmenso , tan frágil…había tantos ejemplares, tantos rincones, que día a día , como si fuéramos desnudándonos uno al otro ,nos mostrábamos sinceramente…y volvimos a sonreír ...Cada jornada pasaba mas tiempo, guareciéndome en su cariño, de todo…
Y aprendí a renovar mis fuerzas bajo sus sombras...y no tardaron en aparecer las primeras restauradas esperanzas que se mostraron en coloridas flores, y las sentí tan parte mi, que cada una fue un regalo para mi alma, y mi alma aprendió a ver aquel jardín como mi renacer.
Pasó el tiempo y yo mariposa y el, el viejo jardín, compartimos horas, pensamientos, sueños… Ironía de la vida, tan distintos, tan iguales, tan cercanos pero tan lejos el uno del otro…nos hacíamos tan bien…escuchaba su voz en el susurro de los árboles, en el murmullo de las hojas con el viento…crecí a su lado, madure con el…y mis alas poco a poco se fortalecieron vistiéndose de brillantes colores…y el, que esperabas mi despedida…de a poquito moría con una anticipada soledad….
Cuan difícil se le hizo esperar con dolor y alegría que un día desplegase mis alas y con una última caricia volara en busca de mi felicidad.
Sabía que ya no seria el mismo, que se dejaría morir un poco, tan sólo un poco…solo lo necesario...hasta no recordar mas…
Una vez, no se cuando , no se quien …me enseño que cuando uno desea mucho algo, y lucha en cada momento por ese sueño, y pone su esfuerzo, su amor , su pasión en pos de esa meta...con la ayuda del creador lo logra…y pedí…

Pedí que mi jardín de otoño, se convenciera que esta mariposa no se iba a marchar , que cada hoja que de tristeza agonizaba especulando con mi lejanía, debía reverdecer por el amor que yo le daba…que lo convenciera de que en cada amanecer su luz iluminaba mi vida y que me hacia soñar …que no me cerceno el mundo..En mi jardín tenia un mundo…en el renací, en el mis alas se repusieron y encontraron colores impensados, y me enseño a amar la vida , el aire , el sol, hasta aquellas lagrimas que me recorrían , porque esas lagrimas lavaron mis heridas , y desterraron finalmente mis tristezas…
Hoy ya no es un jardín de otoño…es MI JARDIN…y se viste de primavera por este amor…. Que no llamamos, porqué no lo buscábamos; que no vino a nosotros porque quisiéramos, tan sólo lo trajo la brisa del mundo, esa, la que conocemos por casualidad…. Dios nos regalo en toda la sabiduría que lo caracteriza….un Milagro llamado amor…Nuestro amor...

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