Te roce…y en el roce fue un suspiro..
El calor de dos cuerpos estremecidos.
Cerré mis ojos, abrí mis sentidos
Y eche a volar mis dedos por tu piel
Me olvide de amores prohibidos
De razones concientes, de supuestas verdades
Me olvide de lo que no debía…
Y en esa noche cerrada y solitaria
Bajo la luz de la magnifica luna…olvide.
Me exploraste desesperado,
Y tu huella se hizo en mí, carne…
Y me robaste el aire para darme vida.
La noche solitaria quedo atrás,
De la vida vacía no quedo señal,
Y por un momento tuve lo que soñé
Entre las dulces fragancias del amar.
Probé en tu piel las mil y una noches de ambrosías
Y aposte por lo que después vendría,
Había pensado en este momento
Desde la primera palabra, mientras te presentía.
Y en un juego de reyes, gane la partida.
Tu cuerpo caliente todo hielo derretía
Y el miedo brillo por su ausencia
Mientras en mis entrañas te acogía.
Y en la mañana, cuando el alba despuntaba
Nos encontró exhaustos y entreverados el día,
Acariciándonos lento sobre brazas encendidas
Sin comprender y sin buscar una respuesta
Sobre cual era el nombre de lo que allí yacía.
Y esa fue la primera de tantas ocasiones
En las que nos atrevimos a todo con osadía.
Sin derechos adquiridos, solo libertad compartida
Nos entregamos al amor que la vida ofrecía,
Todavía estas en mi alma, en mi cuerpo
Y cuando cierro mis ojos te siento aun
Deslizándote en mí, llenándome de maravillas.
No importa el tiempo, ni la lejanía…
Me convenciste de ser la flor sobre el volcán
Y de tener la llave para desatar lava encendida.
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