lunes, 13 de junio de 2011

PÉRDIDA...

La desesperación lo cegaba,
Tanto coraje se desplazaba por sus venas
Que el oxigeno no encontraba cabida en el lugar,
Respirar era un acto totalmente mecánico
Cada vez mas difícil, cada vez mas titánico
En verdad…daba igual…
O acaso lo que en realidad deseaba
Era olvidarse de hacerlo, una vez mas.
Su vida se había escapado de sus manos
O quizás había marchado ya
Cuando ella se deslizo entre sus brazos
Cuando ella le regalo sus último suspiro.
Impotencia, enojo, demencia, clamor sin par.
No había mañana, el futuro no existía,
Era totalmente incierto e indeseado
Lo ultimo en lo que quería pensar..
No quería pensar…no podía hacerlo
Deseaba quedarse allí, inmóvil, inerte…
Había perdido todo, al perderla a ella,
Su corazón se negaba a latir ya sin voluntad
En un momento eterno,
En un instante aciago e imberbe
Toda su existencia perdió sentido…
En un segundo, el vacío lo atenazo,
Y se regodeo dentro como una bestia ponzoñosa.
El pecho le ardía con un fuego doloroso
Y lo obligaba a hundirse lejos de la razón.
El amor aun calentaba sus manos,
Su cuerpo recordaba…sentía en el su piel,
Y las huellas de su pasión eran indelebles,
Su mujer, su amor su mitad, su “yo”.
Lo que lo había sacado de tanta espesa tiniebla
Era finalmente lo que lo hundía en el mas allá.
Inmóvil, fría, sin sentido, sin vida…
Esa vida que se le había escapado si posibilidad de regresar,
Y así lo había condenado a la peor soledad,
Se había ido, lo había abandonado, ya no estaría mas.
Su sonrisa dulce, loca y sensual
Ya no lo provocaría burlona y conquistadora
Desafiante ante todo el amor que podía prodigar…
Ya su cuerpo no le ofrecería las ambrosías
Que acostumbraba entregarle al amarlo sin descansar…
Ya no habría mañana, no habría futuro…
Solo la enorme agonía de no tenerla jamás,
Se había fugado su amor en esa mañana,
Sin impórtale lo que a el le podía pasar,
como una manifestación de su alma
Cuando ella se marcho para no regresar,
Encadenado su corazón, marcho por detrás.
Las lágrimas nunca serian suficientes
Porque la muerte se la había llevado
No volvería, y la resignación se negaba a llegar
Y así, con tanto dolor, no quería continuar.
No había día, no había noche, no había estrellas
No existía nada,…solo ella,..y ella no esta.
 Allí, entre sus brazos se negaba a despertar…
La oscuridad lo rodea…la soledad lo arrincona sin cesar
La vida no lograría su sufrimiento perpetuar,
Ella se había ido... y junto a su amor, él se iría a la Par.

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